En cualquier plan de Recuperación que tenga como objetivo reactivar la economía, estamos convencidos que la ecología es uno de los principales componentes a cuidar. Esta es una buena oportunidad para hablar del ACV (Life Cycle Assessment (LCA) en inglés), el Análisis del Ciclo de Vida, un método de evaluación que tiene muchas ventajas.
La ecología es uno de los principales componentes de un plan de recuperación ya que uno de los objetivos es avanzar hacia una ecología sostenible y más eficiente en recursos naturales. Para lograrlo, los responsables de medio ambiente pueden confiar en el ACV, un método de evaluación que se reconoce como sólido. Es objeto de una norma internacional de tipo ISO (ISO 14040 a 14043). Según el producto/servicio de que se trate, elabora un balance ambiental de múltiples criterios y de múltiples escalas a lo largo de todo su ciclo de vida.
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¿En qué consiste un ACV?
El ACV consiste en analizar el ciclo de vida de un producto/servicio para tomar conciencia de la presión que ejerce desde el punto de vista ambiental.
Para el(los) consumidor(es)
Los consumidores compararán diferentes productos/servicios entre sí para elegir el más sostenible. También se les llevará a reflexionar sobre el futuro del producto (fin de la vida del producto), para que los materiales se recuperen de la mejor manera posible. Además, la forma en que se usa y mantiene un producto afectará su durabilidad.
Para las empresas
Las empresas utilizan el ACV para sus compras de materias primas. Este ACV permite evaluar el impacto de cada material en todo el proceso y comparar los diferentes materiales entre sí.
Como parte de la mejora continua, las empresas utilizan el ACV para identificar posibles pasos en sus procesos que tengan un impacto en el medio ambiente. De esta forma, podrán intervenir en varios factores identificados a lo largo del ciclo de vida del producto.
¿Cuáles son los diferentes pasos del ACV?
El ACV se define en cuatro etapas principales:
Paso 1: Definición de objetivos y ámbito de aplicación
En esta primera etapa hay que definir el ámbito y el objetivo del estudio: se debe determinar una descripción del ciclo de vida, los límites del estudio, la población objetivo y la calidad de los datos requeridos. Es en esta etapa que hablamos de la Unidad Funcional (UF): la norma ISO 14044 define la Unidad Funcional como "el desempeño cuantificado de un sistema del producto para su utilización como unidad de referencia en un ACV".
Si quiero comparar dos pinturas entre sí, tengo que definir una UF común para los dos productos que se comparan. En este ejemplo, se trata por lo tanto de UF: " cubrir 1 m² de pared de yeso con un grado de opacidad de 0,99 y para una vida útil de 8 años".
Paso 2: Fase de análisis del inventario del ciclo de vida
La segunda etapa es la más larga y la que más tiempo consume del ACV. Permite contabilizar todos los flujos entrantes y salientes de nuestro sistema (materiales, procesos, energía utilizada, etc.). Para llevar a cabo esta contabilidad, se puede hacer referencia a las facturas relacionadas con el consumo, o utilizar documentos como el Desglose del Precio Global o Diagnóstico del Rendimiento Energético (DPE sus acrónimos en francés).
Paso 3: Evaluación del impacto ambiental del ciclo de vida
Este paso permite que el inventario de los flujos anteriores se traduzca en impactos ambientales. Por consiguiente, se obtiene un primer resultado "bruto" del ACV.
Paso 4: Fase de interpretación del ciclo de vida
En esta última etapa se interpretan los resultados obtenidos para llevar a cabo una posible reconsideración de las elecciones realizadas en las etapas anteriores. En efecto, ciertas etapas pueden ser cuestionadas por diversas razones: dificultades en la recopilación de datos; resultados insatisfactorios; deriva del proyecto en el tiempo; hipótesis de partida mal definidas...
Realizar un ACV con la tecnología digital
Para ahorrar tiempo en el proceso, puede ser útil utilizar una herramienta digital. Por ejemplo, para la realización de sus análisis ambientales, los datos de campo de los sensores/sondas pueden ser procesados de forma automática.
Los formularios digitales también permiten realizar controles in situ (visitas ambientales), con la posibilidad de tomar fotos o vídeos para completar sus observaciones. Todos los datos estadísticos son procesados por la herramienta numérica, lo que facilita el cálculo de su ACV.
En definitiva, el ACV es uno de los métodos más avanzados de evaluación del impacto ambiental. Con el fin de reducir la carga de los departamentos de HSE, es posible utilizar la tecnología digital para llevar a cabo este análisis.
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Mélanie CASCELLI
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